7. The Soils of Sabanas
My
goal being to
3. draw well in the
digital medium,
I must know
good digital drawings from bad ones, but old æsthetics, such as those of
painting or printmaking, which see absolute colour, cannot tell good from bad
in digital drawing, where there are no absolute colours, so I must also
2. formulate a new æsthetic
for digital art. In order that it may
apply to digital art, my æsthetic must be blind to absolute colour—it may only
see relative colour.
But
we are ill at ease when we see relative colour, thinking it an illusion,
thinking all colour is, or should be, absolute. So I must
1. cultivate eyes that can
know relative colour from absolute colour.
And
these three things together are the intention in my drawings: I draw to train the eye in relative colour,
form an æsthetic of relative colour for digital art, and draw well in that
æsthetic.
Pablo
Armando Fernández writes:
Por país
entendíase a todo el territorio de Sabanas y a la serie de tierras circundantes,
cuya extensión nadie se atrevía a conjeturar, pero que se extinguía al
precipitarse en el mar. La siembra se
planificó de acuerdo con las estaciones, de intempestiva regularidad, y según
los colores del suelo, de amplia y variada gama, extendiéndose desde el blanco
casi puro hasta el negro azabache. Entre
estos extremos, se encontraban numerosos tonos y matices del pardo, rosado, púrpura,
amarillo, verde, gris, rojo y azul. Se
hablaba del gris “débil” o “muerto” y del gris “lánguido” o “rico”, del rojo
brillante, rojo ladrillo, rojo encarnado, rojo purpúreo, rojo amarillento, rojo
pardusco, rojo gualda, rojo fuego, rojo carmín, rojo carmesí, rojo escarlata,
rojo quemado, rojo sangre y rojo atardecer, y se distinguían los colores
“moteados” de los “veteados”, y los “manchados” de los “jaspeados”, y a cada
uno de ellos se le atribuían cualidades específicas para ciertos cultivos. En el pasado estos suelos estuvieron
cubiertos por una exuberante vegetación de árboles de madera dura: caobas, júcaros,
sabicúes, yabas y otros; bosques que se utilizaron en la construcción de las
casas y de los muebles, y que, al ser desmontados, cedieron sus terrenos al
cultivo de granos, viandas, legumbres y frutas, incrementando su producción en
cantidades que, satisfecho el consumo local, permitían la exportación a otras
comarcas.
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